martes, 13 de septiembre de 2011

Ruta por UK (7): Edimburgo (día 2), improvisación y rugby

Como decía en el anterior post, el B&B de Edimburgo en el que nos alojamos aquella noche se llama Murrayfield Park Guest House. Pues bien, resulta que Murrayfield es el estadio en el que disputa sus partidos la selección escocesa de rugby, y lo teníamos a cinco minutos de casa.



La tentación era muy grande, ¡ver un partido de rugby en Escocia, donde este deporte es casi una religión! Mi ¡santa! esposa no puso objeción alguna a que cambiásemos de planes. Así que decidimos pasar la mañana en la ciudad, ver el partido de rugby por la tarde y luego marcharnos rumbo a nuestro nuevo destino. De modo que por la mañana compramos las entradas, y nos fuimos a patear de nuevo por Edimburgo.

Para quemar el desayuno comenzamos el día subiendo al castillo, que está en lo alto de una colina:





Habíamos leído por Internet que, para lo que cuesta la entrada, no merecía demasiado la pena entrar al castillo, y que lo mejor son las vistas de la ciudad desde la explanada del castillo. Pues ni vistas tuvimos, porque en la explanada del castillo habían montado unas gradas.



Las gradas eran para el Military Tattoo, que no es una convención de legionarios sino un festival de música de bandas militares que hacían por la noche. Vamos, que entre el festival y el Tattoo, la ciudad estaba a reventar.

Volvimos a la Royal Mile, pasando de nuevo por delante de la catedral de St Giles, en cuya puerta había un gaitero vestido de gala tocando. Y ahí empezó el momento surrealista del viaje.

En el edificio de enfrente, que creo recordar que era un hotel, había gente vestida para ir de boda. Con lo cual, toda la gente que estaba allí pensó "¿A que hay boda en la catedral?". Y efectivamente, la había. Y como no hay cotillas en el mundo, empezó a congregarse una pequeña multitud junto a la puerta de la catedral. Y yo me pregunto: ¿a quién se le ocurre casarse en plena Royal Mile durante el festival? Eso es buscarse problemas ...

La expectación creció cuando aparecieron las damas de honor, vestidas rollo "La boda de mi mejor amigo":



Las damas de honor llevaban en la sangre lo de ser famosas, porque se las veía encantadas con la expectación que levantaron (hasta posaban para las fotos). Y cuando digo expectación, me refiero a esto:





Cuando llegó la pobre novia y vio semejante panorama, imagino que le dio un ataque y se negó a entrar por la puerta principal de la catedral. Acabó entrando por una puerta lateral, así que la masa cotilla no la pudo ver.

Más tarde, mientras comíamos, recibí una llamada del hotel en el que íbamos a pasar aquella noche. Nos llamaban para decirnos que había habido un error en el sistema de reservas, y que no tenían habitaciones libres para aquella noche.

Así que nos tocó improvisar. Buscamos una cafetería con wifi gratis y nos pusimos a buscar. Afortunadamente, encontramos una habitación en un B&B en un pueblecito al norte de Edimburgo que se llama Pitlessie, así que el susto de no tener donde dormir duró un rato y nada más.

Entonces pusimos rumbo al estadio de Murrayfield, dispuestos a ver un Escocia-Italia de rugby. Estos días se celebra el mundial de rugby en Nueva Zelanda, y este partido era un amistoso de preparación para el campeonato. En Escocia, el rugby es el segundo deporte más popular, por detrás del golf. O sea que la cosa prometía.




¿Y qué sé yo de rugby? Pues más bien poco, la verdad. Por lo pronto, que hay que estar un poco loco para dedicarse a este deporte. Y es que estos tipos hacen que te des cuenta de que los futbolistas son unas señoritas. Aquí sí que se dan leña de verdad, lo de Pepe son caricias. Pero oye, con lo que se sacuden jugando, apenas se encaran unos con otros, vamos, que juegan duro pero ya está.

A lo que iba. Antes de comenzar el partido, salió la tradicional banda de gaiteros para interpretar los himnos:





Primero sonó (en este caso por megafonía) el himno italiano, en honor al equipo visitante.



Como veis, los tipos comen bien. Y luego sonó el himno escocés:




Impresionante, y eso que solamente había media entrada. Y luego empezó el partido. La verdad, visto en directo, este deporte es espectacular.






Como buen reportero experto en este deporte, en la última foto capté el instante en el que un jugador italiano (mmmm ... tengo el nombre en la punta de la lengua) le da el pase por la espalda a su compañero (sí, hombre, el número 15, ese que es tan famoso) para que inicie la carrera que supondría el primer ensayo de Italia en el partido.

Creo que nos hemos aficionado un poco a esto, porque al cabo de un par de días pillé a mi santa esposa con un partido de rugby puesto en la tele. El partido en sí no tuvo mucha historia, Escocia ganó bastante fácil. Eso sí, cuando atacaban, el estadio rugía que no veas.





Ojo al suplente italiano con peto amarillo que, justo al acabar el vídeo se pone a hacer flexiones con el cuello. Menudo bicho.

Vaya, lo pasamos bien, en resumen. Y sinceramente, prefiero pagar unas libras por un partido internacional de rugby que por ver un castillo (otro más).

Acabado el partido, cogimos el coche y nos fuimos para Pitlessie, que es un pueblo en mitad de ninguna parte que no tiene nada que ver. Bueno, sí, tenía una habitación donde dormir, que no era poco en aquel momento.

Para que os hagáis una idea, llegamos a las 20:15, aproximadamente. Pues la dueña del B&B nos dijo que si queríamos comer algo nos tendríamos que ir a Saint Andrews (a 20 minutos), porque el pub local sólo daba de cenar hasta las 20h. Pocholo va mucho por allí.

Pero bueno, el apunte sobre este B&B lo dejo para el próximo post, que tiene tela.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ostres... els retratus de la boda són molt... british... per dir-ho d'alguna manera. No??
Rous.

XaviS dijo...

I perque no he posat cap foto dels convidats que anaven amb faldilla escocesa (kilt), era un espectacle! La combinació americana+corbata+kilt+mitjons de llana era espectacular!